Hacía ya mucho tiempo que lo sentía
pero… no me había atrevido a decírselo a nadie, sólo con pensar lo que
opinarían mis amigas sobre el hecho de que yo fuese lesbiana me aterraba. Era
algo que obviamente nunca me hubiera imaginado que llegaría a confesar hasta
que… llegó un día en que no pude más y les hablé a mis amigas, acerca de mi
opción sexual, me dijeron que no pasaba nada que me veían igual que siempre.
Un día hablando con otra amiga
decidimos quedar para ir al cine. Era una chica que me atraía desde hacía
tiempo, poco femenina, pelo castaño, por los hombros y tenía un encanto
especial, siempre nos habíamos llevado muy bien , así que… ese día quedamos y fuimos
al cine. Ella iba vestida con un tejano, yo con un pantalón gris unas botas
negras y una camisa… un poco escotada. Entramos en el cine y todo bien, de vez
en cuando alguna mirada hacia ella se me escapaba. Yo me encendía sólo con pensar
lo que podría hacerla. Era una erupción de placer lo que me hacían sentir
aquellos pensamientos.
La película era aburrida asi que
decidí ir al baño, no me había dado tiempo ni a levantarme cuando ella me dijo:
- ¡¡Buff!!, yo también voy al baño, esta
película no puede ser más aburrida.
Y fuimos a los baños. Había
mucha gente, así que decidimos ir a los
otros que estaban en la zona donde no iba nadie. Entramos…me miré en el espejo
y me recogí el cabello porque hacía mucho calor, ella se quedó mirando y me dijo:
-Me encantan tus labios ¿lo sabías?
Mi cara se transformó, me recorrió un
escalofrío por la espalda la miré y le dije:
- Gracias...
Se acercó a mí y yo casi no podía más, era
como un sueño. No pude evitar mi expresión de extremo placer cuando rozó su
brazo con mi espalda y me susurró al oído:
- Ven, no lo hagas más difícil, las
dos sabemos en qué queremos que acabe esto.
Me giré rápido, la miré un segundo a los ojos
y me puse a besarla, seguidamente la empujé hasta un baño y la hice sentarse en
el inodoro, cerré la puerta y me senté encima de ella, seguía besándola, noté
como me mordía los labios, podía sentir cómo disfrutaba haciéndolo, me
desabrochó la camisa, después me acarició el abdomen con sus manos calientes hasta
llegar a mi sujetador que no dudó en desabrocharlo. Empezó a acariciarme los pechos y luego los lamió dulcemente
y me mordisqueó los pezones, yo ya no podía más, empezaba a humedecerme más y
más. Tomé el control y le quité la sudadera y la camiseta, después le dije:
- Vamos… puedes hacerlo mejor!
Era para ver mi cara de lascivia, empezó a meterme la mano por el
pantalón y a tocarme los glúteos, nos pusimos de pie y nos quitamos el resto de la ropa. Me puse de pie en el inodoro
y empezó a besar mi clítoris dulcemente, le pasé la pierna por el hombro y le
dije…
- A ver cómo te lo montas…
Metió su lengua en mi
sexo y ya no pude más y exploté en un
gran orgasmo,
-¡¡Ahhhhh!!
Me tomó en sus brazos y me puso contra la pared, me dio un
beso, seguidamente me susurró:
- ¡¡ A ver qué sabes hacer!!
Nos volvimos a sentar en el inodoro , esta vez
yo abajo y...empecé a tocarla, a acariciarla, a hacerle sentir todo lo que su
cuerpo despertaba en mí, se puso de pie y empecé a lamerla, después de eso me
excité como nunca y entré en su vagina, utilicé mis dedos, ella respondía con
un gemido grandioso.
-¡¡Aaahhhh!!
De repente sentimos como la gente entraba en
el baño, asique nos vestimos corriendo y nos quedamos calladas hasta que
salieron, nos dimos un beso súper dulce y me dijo:
- No te creas que te has librado de
mí, ehhhhh.
Luego ya supuse que tendríamos más encuentros
a parte de este. Después ya nos fuimos para casa, cada una a la suya y a la
semana siguiente me envió un mensaje diciendo:
-Qué, ¿repetimos esta noche?
Besitos...
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