Cuando salía de mi casa
e iba hacia mi trabajo, me dijo LA DAMA NIEBLA.... - Menchu, no tengas miedo,
pero hoy deseo acompañarte a tu trabajo - yo pensé que no me hacía ninguna
gracia porque, la verdad, se conduce fatal. Conforme avanzaba con mi coche La
Niebla se hacía más....y....más espesa. Por fin, llegué a mi destino, el
compañero me dijo las novedades y se fue. Cuando me quedé sola y fuí a hacer la
ronda de vigilancia, es que entendí el por qué de su compañía. Realizaba la ronda bajo su manto de oscuridad y
ella me dijo, - quiero que sientas el silencio de la noche de difuntos, quiero
que percibas el respeto de los árboles, ¿te das cuenta que ninguno mueve sus
hojas y que se mantienen firmes en señal de respeto por los difuntos?- ¡¡¡ era
verdad!!!. Se escuchaba el silencio cobijada en su manto, se sentía el respeto
de la madre naturaleza por recibir en sus entrañas a todos los seres que nos
dejaron. Ese recogimiento que sólo la tierra sabe dar. He de confesar que
mientras hablaba con La Dama Niebla, me sobrecogía un halo de miedo. La noche
se torna tan diferente a otras...incluso cuando pasaba por las oficinas,
totalmente a oscuras, tenía una sensación diferente. Cuando finalmente volví a
salir a la calle, La Dama Niebla volvió a arroparme con su manto. Sentí que me
protegía, no iba a dejar que ningún Alma me llevase, Ella quería que sintiera,
Ella consiguió que desapareciera en mí el miedo por escuchar mis pasos al
caminar. Lo que Ella deseaba, era que la escribiera, celosa por carecer de
protagonismo en una noche como esta, en una noche en la que Ella no podía
faltar.
Besitos...
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