domingo, 15 de marzo de 2015

BAILANDO PEGADAS. (RELATO ERÓTICO)

            Bailando al ritmo de la samba que se escuchaba en esos momentos, hacía que en nuestros cuerpos subiera la temperatura. El sentir mis pechos libres de ataduras hacía que se pegasen a la tela de la camiseta que cubría esa parte de mi cuerpo.  Me sentía desnuda y la idea me encantaba pues era tanto el calor, que realmente hubiera deseado estar así, sin nada encima, estaba disfrutando de esa noche de fiesta que había organizado mi amiga kari.
            Ella era la jefa de mi equipo de trabajo, asique nos invitó a todas las chicas del grupo a pasar un rato a gusto en su casa, yo seguía bailando al ritmo de esa música que me hacia mover cada vez de una manera más sensual. El efecto del alcohol ya me estaba llenando los sentidos, fue cuando decidí no beber ni un vaso mas, sino, quedaría  completamente fuera de mí y aún deseaba disfrutar más de esta noche de diversión y locura ,asique no tomé más que agua mineral.
            De repente levanto la vista y veo una figura que iluminaba la sala, su porte me deslumbró, era increíblemente alta y eso que no se veía que trajera tacones que aumentaran su estatura. Cabello negro, que con ondulantes rizos enmarcaba un rostro moreno y adusto y sus ojos eran de un azul espectacular.
            ¡¡¡ Dios!!! Unos labios que invitaban a ser devorados en ese preciso momento, lo que anhelaba era comerme su boca.
            Sus hombros desnudos hacían adivinar un torso musculoso sin dejar de ser escultural y unas piernas que se extendían hasta perderse en la inmensidad. Parecía una escultura misma, sus jeans dibujaban su piel, porque parecía estar fundida en esa tela. Mi respiración comenzó a agitarse más cuando al cambio de ritmo de la música se puso a bailar convirtiéndose en el centro de atención de todo el grupo. Nos tenía embobadas, su torneado y esbelto cuerpo nos tenía a todas con la boca abierta y sus movimientos adquirían a cada segundo un sensual movimiento que mis sentidos consideraban cada vez más obsceno, pero que todas, sin duda alguna, disfrutábamos cada vez más y más.
Irradiaba magnetismo…
            Fue acercándose lentamente hacia mí, en ese momento sentí que mis piernas temblaban y suplicaba que no me fallaran  sino, me desplomaría en media sala, su mano apartó el pelo de mi frente y me invitó a la pista.
            Asi bailamos pegadas sin dejar de mirarnos, nuestros labios se buscaron, así nuestras manos empezaron a prodigarse en caricias, ya la excitación estaba al límite.
De repente y sin mediar palabra me encontré con ella en la habitación de al lado, no sé cómo llegué allí pero estábamos en un sofá de lo más cómodo, sus manos acariciaban mi pecho, empezó a sujetar entre sus dedos mis pezones que estaban ya como roca ardiente, sus suaves movimientos hicieron que cada vez más el jugo de mi esencia se dejara notar a través de mis piernas, que ya no respondían, ella pasó su mano por debajo de mi blusa, yo no sabía que decir, solo sentía.
            Fue en esos momentos cuando necesité apartarla de mí, pues ya estaba casi sin aliento, en ese instante me miró a los ojos y se dio cuenta de que solo necesitaba unos momentos para respirar y es cuando vio que el deseo  corría por mis venas, al igual que el sudor que empapaba cada vez mas mi cuerpo. Por un momento todo tomo de nuevo su matiz, no había público a nuestro alrededor, aunque en cualquier momento éramos conscientes que podrían descubrirnos, que prestase atención a lo que estaba sucediendo en ese momento, solo el fondo musical y nuestras respiraciones eran lo único que se escuchaba, además de nuestros jadeos ¡ahha ahh!
            Cuando mas pegaba su cuerpo al mío el fluir de mi sexo aumentaba su caudal, no aguantaría más en tener el más exquisito de mis orgasmos y así fue. Solo bastó que ella hundiera dos dedos de su mano en mi sexo para hacerme estallar en un orgasmo múltiple que me arrancó media vida. Media vida que estaría igualmente gozosa de entregarle una vez más en una noche de fiesta….
            De pronto escuchamos  pasos acercándose, estábamos desnudas,
            - ¡¡¡dios mío, qué hacemos!!!, chssss, chssss, no te muevas y sigamos besándonos, -dijo ella susurrándome al oído.
La verdad que estaba tan encendida por el fuego de la pasión, que me importaba muy poco si nos pillaban o no. Lo que deseaba era que me siguiera poseyendo.



Besitos...

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