Son las tres de la mañana y en este momento, te tengo
entre mis brazos después de haberte hecho el amor como te dije que haría.
Cuando empezabas a quedarte dormida, me colé entre tus sábanas sin que apenas
te dieras cuenta. Me puse en tu espalda, tu culito se apretaba contra mi sexo
que estaba ardiendo en deseos por poseerte. Comencé oliendo tu cabello,
sintiendo su fragancia y suavidad. Después, continué regalándote mis caricias,
esas caricias que tanto he deseado ofrecerte. Más tarde mi lengua recorrió
tu frágil cuello, ese cuello cuya piel se erizaba cada vez que me sentía. Tú,
ya te habías despertado y... no te movías, esperabas el resultado de mi
recorrido por tu cuerpo. Continué besando tu espalda, a la vez que mis manos
acariciaban tus pechos, esos pechos cuyos pezones reaccionaban a los estímulos
del placer que yo te ofrecía. Te giraste y nos fundimos en un largo e intenso
beso y nuestras lenguas se encontraron y se fundieron en un baile que dirigía
la batuta de nuestro deseo. Encendidas por la pasión, ambas nos prodigamos en
caricias que provocaban que nuestros sexos nadaran en el jugo de la lascivia.
Me coloqué encima tuyo de tal forma, que nuestros clítoris se fundieron en un
largo abrazo para besarse y tocarse. El movimiento de mis caderas, animaron a
las tuyas a seguirme y dar paso a nuestros jadeos de placer. Estabas a punto de
alcanzar el clímax, cuando te dije...-espera amor, hazlo durar. Y comencé a
recorrer de nuevo con mi lengua, esta vez...tus pechos, tu vientre, tus
ingles... Tú, no podías más y me suplicaste que terminara de conseguir que
llegases al orgasmo, pero yo deseaba comer ese jugo que bajaba por tu sexo y mi
lengua descubrió tu clítoris, duro y excitado, asique me animé a rodearlo con
mi lengua en movimientos de arriba hacia abajo. Tú notabas mi lengua decidida y
atrevida y te excitabas cada vez más y más. Tu clítoris iba a estallar, asique
decidí que ya había llegado el momento de no hacerte esperar más y con
movimientos más rápidos, recorrí tu vagina y degustando todo tu sexo, por fin
alcanzaste el clímax. Para que sintieras tu placer más intensamente, volví a
colocarme sobre tí y de nuevo mis caderas bailaron junto a las tuyas hasta que
tu sexo dijo basta. Así te he hecho el amor, no sin antes mirarte a los ojos y
fundirme de nuevo en un dulce y cálido beso con tu boca y susurrarte en el
oído...MI VIDA, TE AMO. Por eso ahora, te tengo entre mis brazos y ambas nos
sumergimos en un placentero y agradable sueño, uniendo nuestros cuerpos
desnudos de tal forma, que parece UNO SOLO.
Besitos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Son bienvenidas todas vuestras opiniones