En este momento estarás levantándote para ir a trabajar y los primeros
ojos que verás serán los de Ella, esa mujer que me confesaste un día que no te
hacía feliz y que, incluso, detestabas. Ese mismo día en el que me dijiste que
deseabas estar conmigo siempre porque me querías. Pero un tiempo después, no
mucho, me dí cuenta que una vez más me ilusioné con tus palabras, con tus
promesas. Me dí cuenta que me dejé llevar por mi inocencia, por mi ilusión,
ésta ilusión de que se cumpliesen mis sueños y estar junto a tí, como
nos habíamos prometido. Promesas, promesas y más promesas que jamás cumpliste.
A pesar de todo yo decidí creerte, yo soy la única culpable de este dolor,
porque yo soy la única que decidí continuar en esa nube tan maravillosa que
eras TÚ. Ahora, al recordar, en este momento todo, tu imagen, tus ojos, tu
boca, tu risa, tu voz, me doy cuenta que me embriagué de tí, me emborraché de
tu presencia, esa presencia que jamás besé, ni toqué, sólo te hacía el amor en
la distancia, sólo te besaba en la distancia, sólo te miraba en la distancia.
Jamás te tuve, pero eras mía, jamás te imaginé, pero te ví, jamás me pude creer
que llegara a sentir esto por alguien que se volatilizaba en el tiempo, jamás
creí que me fuera a costar tanto olvidarte. ¿Olvidar qué? me pregunto, si jamás
te tuve, ¿olvidar qué? ¿un sueño, tal vez? Ahora tus besos al despertar se los
darás a Ella, tus buenas noches se las dedicarás a Ella. Ahora no sé que soy ni
seré en tu vida, tu silencio es la respuesta, una respuesta que intento descifrar.
Sólo deseo que me recuerdes, que recuerdes cuando reías conmigo, que recuerdes
tus estremecimientos con mis palabras, que recuerdes nuestras conversaciones,
que recuerdes nuestros juegos. Fui nada y quizás lo fuera todo para tí, creo
que nunca lo sabré porque no me hablas. Quizás sea mejor así, porque si me
hablases en este momento, te robaría y te llevaría a mi mundo de magia y
fantasía, a ese mundo que siempre te dije que te regaría, a ese mundo donde las
hadas y los duendes serían tus siervos, a ese mundo donde el amor es un ideal y
es de algodón, a ese mundo donde TÚ decidiste cambiarlo por una realidad no
elegida, sino impuesta. Pero en ese mundo ya no hay más trenes para su destino
y TÚ, llegaste tarde a la estación. Te esperé pero...ahora TÚ mirarás otros
ojos, unos ojos que no son los míos.
Besitos...
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