Mi travesía, parece que llegó a su fin. Esa Travesía que vislumbraba un sueño y que
creyó tocarlo entre mis dedos. Lo rocé durante un instante, lo degusté tanto
que...de repente se evaporó. Lo anduve buscando de nuevo con la esperanza de
hallarlo otra vez, pero cuando sucedió.... ya nada era igual. El mar embravecido
lo cambió. Aún me pregunto qué sucedió, por qué aquello que vi, que sentí, que
viví, resultó un paisaje digno de cualquier oasis. Ya es tarde, ahora me
resta regresar a mi destino con mi barco, ese barco que tiene cicatrices
en su proa y su popa, con los mástiles que apenas se tienen en pie. Navego
despacio, no quiero naufragar. Sé que llegaré a otra playa, sé que volveré a
ver otras palmeras y me bañaré en otras aguas, pero....mi barco necesita una
reparación, hasta que eso suceda....mi viaje de regreso será lento y suave,
para llegar entera....mi barco y yo.
Besitos...
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